Las C.F. son una Terapia Sistémica que desarrolló el psicoterapéuta Bert Helliger en los años 80.
La familia es una unidad, un sistema: de ahí el nombre de Terapia Sistémica. Si algún componente de éste se halla en desequilibrio, todas las partes quedan afectadas.
También son un sistema un pueblo, un país, un departamento empresarial o una compañía; así como nuestro propio organismo.
Aquellos conflictos vividos sin resolver de nuestras familias: muertes prematuras, suicidios, abusos, violaciones, enfermedades graves, secretos familiares, abortos naturales o provocados, demencias, conflictos bélicos, asesinos, víctimas, desavenencias de herencias… se van a mostrar en diferentes escenarios de nuestra vida –laboral, económico, pareja, hijos, enfermedades-, sin poder relacionarlos o comprender qué nos pasa. En gran parte, pueden ser hechos que no hemos vivido directamente ni conocido su existencia y correspondan a padres, abuelos, tíos, bisabuelos…
No somos tan libres como creemos. Nuestra lealtad inconsciente de pertenencia familiar influye en decisiones no conscientes y en acontecimientos inesperados, ya que tendemos a reproducir el drama; heredamos los conflictos que no están resueltos.
El Trabajo de Constelaciones incluye a todos y cada uno de sus miembros, sin necesidad de que estén presentes en la sesión. No hay juicio ni exclusión de nadie y nos permite reintroducir el aliento, es decir movimiento, dondequiera que haya un bloqueo; ya se refleje éste en situaciones familiares, relacionales, sociales y profesionales o bien en enfermedades físicas y problemas psicológicos.
Es un trabajo para tomar consciencia de la desarmonía acontecida y ocupar el lugar que nos corresponde dentro de nuestro grupo. El conflicto está en el interior de nuestro Sistema Familiar y las soluciones están ahí: dentro del mismo.
Sin nuestros ancestros, no estaríamos aquí.
Reconfigurar la imagen de nuestro sistema familiar, dando a cada miembro su lugar correspondiente, tendiendo puentes de comprensión y amor, procura al Sistema restablecer la fuerza vital y llegar así a las soluciones y proveer de bienestar a cada integrante de nuestra familia, mirando a la vida con gratitud.
El inconsciente sólo tiene un objetivo: ser visto y abrazado para restituir el Amor.
Las sesiones son grupales o individuales.
No podemos cambiar nuestro pasado, pero sí mirarlo, abrazarlo y honrarlo con amor e instaurar en nosotros un nuevo espacio para el gozo y la alegría de vivir libremente. Nuestros descendientes quedan libres de la carga del inconsciente familiar, así como el resto de los miembros de nuestro Sistema.
¡La buena noticia!: Cuanto más ha sufrido nuestro árbol familiar, armonizándolo, mayores son los buenos frutos que aún nos quedan por recoger.